Juan Santos Atahualpa “El Invencible”

¿Quién fue Juan Santos Atahualpa?, un personaje mítico que apareció hacia el siglo XVII, irrumpiendo en 1742 en la selva Central del Perú.

Muchos historiadores se preguntan: ¿donde nació?, ¿de dónde proviene?, quizás vino del Cusco, sur del Perú, Quito actual capital de Ecuador,  de Cajamarca o de otros lugares, nadie lo conoce, sin embargo; Juan Santos Atahualpa o también llamado Manco Inca o Apu Inka, llegó a esta zona para sorprender a todos.

Apenas si se sabe que irrumpió bruscamente en la jungla en 1742 haciéndose llamar Juan Santos, Apu Inca, Wayna Capac, Atahualpa en versión posterior, lo que se conoce con certeza es que apareció en el gran pajonal, donde se entrevistó con el curaca Simaki, quien lo llevó a su vez para entrevistarse con el cacique Santa Vangori, donde recibió la adhesión de numerosas tribus amazónicas, con las cuales marcha hacia Chanchamayo y establece su cuartel general en Enseñas y Metraro hacia el norte del río Perené, se encontraba acompañado de dos valiosos lugartenientes, Mateo de Asia y el negro Antonio Gatica, También se sabe por descripciones de quienes lo vieron en su esplendor, que era mestizo de regular talla y de buenas facciones, bestia Kuchma y habría sido educado por un jesuita, quien lo llevó a Europa y al África, donde la compañía regentaba un colegio en Angola. Sabía el caudillo hablar Latín, Asháninka, Quechua  y Castellano, no hay referencias del tiempo que permaneció en esos continentes, pero al parecer cuando volvió estableció comparaciones entre lo que vio y el trato que recibían aquí sus hermanos, llegando a conclusiones desfavorables que le hicieron concebir la idea de expulsar a los invasores hispanos del país. 

Juan Santos Atahualpa, con el objetivo principal de incrementar el número de guerreros, pudo unificar a los habitantes de la zona del “Gran Pajonal” hasta “Sacramento”, para combatir a los españoles y la opresión colonial, en un medio donde la selva había sido convertida en un latifundio por la agresión y el despojo realizado por los señores criollos andinos; Juan Santos Atahualpa ganó fuerzas para su lucha por la justicia, aplicando los evangelios católicos mezclado con los cultos locales y ritos mágicos, por ello, su movimiento ha sido definido como mesiánico, sin duda. Juan Santos Atahualpa se sentía un iluminado a ser llamado y a realizar la voluntad de Dios, venido a restaurar el incanato e instaurar la justicia entre los naturales que tanto habían padecido bajo el abuso de los españoles. 

Durante su rebelión, el emancipador Juan Santos Atahualpa, tuvo el coraje de enfrentarse a dos generales, a cinco expediciones virreinales, desde aquella vez es testigo eterno, el río Chanchamayo y el fuerte de Kimiri, los escenarios en las cuales los enfrentamientos culminaron en contundentes victorias, en los combates destacarían los nativos Simirinches Piros, como expertos canoeros que competían en coraje con los aguerridos Ashaninkas, que utilizaban certeramente sus flechas contra los hispanos, también militaban en aquellas jornadas de sangrientas luchas, los negros liberados por el movimiento y grupos de siervos quechuas de la serranía que habían sido llevados a la selva por los patrones, la versión dominante es que el aguerrido Juan Santos Atahualpa llegó a la selva central, descendiendo por el río Apurímac, con un proyecto de liberación nacional. 

Juan Santos Atahualpa fue un líder reconocido, por aquellas actitudes tan insuperables que tenía como estratega militar, aparecía y desaparecía después de defender a su pueblo, por eso se le acuña esa frase del líder jamás derrotado del libro, “Apo Capac Huayna, Jesús Sacramentado”.

El sabio Riva Agüero, dice, fue el precursor de Condorcanqui y de la independencia, por ello no puede rehusársele la atención, lo cierto es que expulsó totalmente a los misioneros, aunque se conservó siempre Cristiano, hizo despoblar el Gran Pajonal, se apoderó del fuerte Kimiri, exterminando a su guarnición, mató a varios padres asturianos y valencianos, burló a los corregidores de Tarma y llevó sus correrías depredadoras, en realidad libertadoras, hasta las serranías de Andamarca. 

Según el Antropólogo, José Carlos Vilcapoma, sobre Juan Santos Atahualpa dijo que: “Es la mejor figura, anticolonial, emancipadora, que en el año de 1742 se sublevó frente al poder colonial, es la   de tres nombres, Juan, por su vinculación castellana y la formación Jesuita que tuvo, Santos, porque creía encarnar el Espíritu Santo y Atahualpa en memoria del último Inca, en Cajamarca. Juan Santos Atahualpa, agarró las armas y se enfrentó al poder colonial, se dice que vino desde el sur de la mano de algunos Piros, llegó a la selva central y de allí levanto a su ejército enfrentando al poder colonial”. 

Espoleado por sus triunfos, Juan Santos atraviesa la cordillera y toma Jauja, a punto está de hacer lo mismo con Tarma, cuando repentinamente desaparece, acerca de su desaparición, no se sabe nada en concreto, en 1761, el virrey Antonio de Mendoza indica que desde 1756 no se vuelve a saber del rebelde, dándole ya por muerto, como ocurre con los personajes míticos, no faltan las leyendas que tratan de explicar su desaparición. 

Carlos Vilcapoma, concluye diciendo que: “Se esfumó por los aires, como se esfuman los héroes, pero quedó en la memoria de nuestro pueblo y sobre todo el pueblo Asháninka de la selva central, en ese sentido es la mejor expresión. del grito libertario”. 

Según cuenta la historia, los restos de Juan Santos Atahualpa, terminaron en una especie de capilla allá en las alturas de Metraro, en el hoy distrito de Perené, provincia de Chanchamayo, donde se le rendía culto y homenaje, hasta que en 1891, el Gobernador de Chanchamayo, Don Adrián Zapatero, decide trasladar sus restos al cementerio de Tarma, se desconocen los motivos, pero lo cierto es que en el cementerio de Tarma se pierden los rastros de Juan Santos Atahualpa, hasta el día de hoy, según algunos, sus seguidores se fueron a traer los restos de Juan Santos Atahualpa nuevamente a la selva, pero eso es solo un mito, puesto que no hay nada concreto al respecto. Todo esto terminó aumentando el misterio de la desaparición de Juan Santos Atahualpa, al punto de que se cree, hasta el día de hoy, sobre todo en las comunidades del Ucayali, Urubamba, curso medio y bajo del río Tambo, se cree que Juan Santos Atahualpa ascendió a los cielos, así como un personaje mítico y Es por ello también que se llegó a mencionar que el movimiento de Juan Santos Atahualpa había sido un movimiento mesiánico, eso es lo que dicen los historiadores. 

La historia del Perú apenas si consigna unas líneas referentes a Juan Santos Atahualpa. ¿La razón? La historia de esta parte del país fue escrita básicamente por extranjeros con una visión excluyente y euro centrista, donde relatan sus aventuras a su manera y obviamente no colocaron la vergonzante derrota que sufrieron, simplemente nos eliminaron de su historia, ahora es el momento de rescatar la verdadera historia y colocar en el sitial que le corresponde a uno de los pocos héroes en nuestro país para que sea reconocido como el primer precursor de nuestra independencia y primer libertador del Perú.

Sabemos que hay una historia oral que nos cuenta que Juan Santos, Atahualpa estuvo por aquí, quizás no hay una partida de nacimiento ni de defunción, sin embargo, la leyenda en las palabras de Henry Ginés nos dice que él desapareció y el cielo en llamaradas de fuego y nubes de humo.

Así cuenta la leyenda… 

Guión Literario: Henry Gines / Periodista Expedicionario